Sí sí, ya sé. Podría decir que en un acto de solidaridad gremial los emoticones se sumaron al reclamo de los trabajadores de Metrovías y demás subvariantes. Pero me haría previsible y lo peor: me haría cómplice de una tendencia muy argentina que es la de tomar todo a la chacota. Y no. Asi no va la canción.
Hay ocasiones en las que la sorna no tiene cabida en una reflexión.
El fuera de servicio que sufrió el messenger el día martes es una de esas ocasiones. El hecho, debo admitir, me marcó. No por nada en especial. Pero si existiese el medidor de desilusión y desencanto, ¿a cuánto habrá llegado este martes nefasto? ¿Cuantós grados habrá marcado su escala? (si es que se mide con grados, repito que el dispositivo aún no está listo) .
Pensar en el número de relaciones edificadas y alimentadas sólo vía messenger que existen en esta sociedad alienada. Relaciones obligadas a salir de la calidez y seguridad que proporciona la siempre cuidada e inteligente redaccion del msn y zambullirse sin más en esa alternativa fatal que es el teléfono.
En el msn el paste de ideas ajenas no es un crimen. En el msn siempre nuestras respuestas son acertadas. Y si no somos lo suficiente rapidos para encontrar una respuesta "piola" el descoque por hallarla se cubre impunemente con un simple "be right back". Con el msn siempre tenemos el changüí de que el interlocutor de turno interprete nuestro silencio de mil maneras antes de imaginarse la forma redondeada que empezamos a darle a los mocos que amasamos.
Bueno, el martes pasado este mundo de mentiras y fachadas se desplomó inexorablemente y ya no hay vuelta atrás. La escenografía de fantasía que nos ocultaba se desplomó como si fuese un sketch de Benny Hill, y ahí quedamos, ridículamente en
pelotas.
Nos vimos forzados a recurrir al teléfono y exponer así nuestras más oscuras flaquezas. ¿Cuántos tartamudos, gangosos, voz de pito, teens que aún no cambian la voz, gente que habla mientras come y demás aberraciones humanas habrásen visto quemadas bajo la luz de la verdad.?¿Cuántos pollos (o gallos, para los lectores cordobeses) inoportunos habrán quebrado dignidades por ahí? Y tras colgar el tubo, ¿cuántos habrán tenido la misma y contundente sensación de: "la perdí para siempre"?.
Sólo son preguntas que me hago. Sé de casos.
PD: si en un futuro conozco de un aparato que mida desengaño, sabré que fueron uds. quienes robaron la idea.