No hay nada que hacerle: Somos Sudacas ( Vol. I )

Es desalentador ver que los esfuerzos de uno por reeducar a toda la sociedad son inútiles. Desalentador y al mismo tiempo un desafío: queda tanto por hacer.

En un partido de fútbol, un jugador argentino (aunque las nacionalidades no importan para mi análisis) insulta a uno brasilero (aunque las nacionalidades etc.), injuriándolo en términos racistas. El jugador agresor es detenido y es llevado a la comisaría bajo el cargo de injuria racial.

Me voy a dormir con la satisfacción de haber presenciado al fin una iniciativa concreta para terminar con el tema del racismo en el fútbol. Doy las buenas noches y como siempre, platico en sueños con Nietzsche y la nenita de Dánica Dorada saltando a nuestro alrededor.



Pero a la mañana siguiente soy como el protagonista de 28 days later, veo los noticieros y no entiendo nada de lo que pasa. ¿Cuántos siglos estuve dormido? ¿En que extraño continuum deperté?. Oleadas del chauvinismo mas berreta golpean mi puerta y amenazan con derribarla. Veo multiplicarse en bocas de periodistas "serios" frases como:

-"son cosas del fútbol"
-"demasiada reacción para un hecho menor"
-"los partidos de libertadores son así"
-"todo fue orquestado, un golpe mediatico"
-"da la impresion que se aprovecharon de un equipo chico"

y otras estupideces que en lugar de festejar el encarcelamiento, lo condenan. Intentan de algun modo justificar el insulto racista del argentino, o al menos de mostrar como desubicada y exagerada el actuar de la justicia brasilera. Todo empieza a dar vueltas en mi cabeza y caigo de bruces en un charco de mi propio vómito.
"Tranquilo" me digo, "después de todo, esto es lo que dice el periodismo, que siempre responde a intereses que no son los nuestros". Me arrastro a la calle y trato de encontrar alguien que me dé la razón. Dantesco: vecinos elevados del suelo giran sobre sus ejes y repiten con un tono zombi las mismas frases masticadas por el periodismo. Sus ojos estan vacuos, ya no son humanos...Me quito la bata roja y la arrojo con fuerza, como negándo toda la situación. Lo mismo haría con mis pantuflas.


¿Don Tito? ¿Es usted?...

"¡Pero mierda. que poder de convicción tiene el periodismo! Ha convencido totalmente que el encarcelamiento ha mansillado el orgullo nacional. El insulto racista está en un segundisimo plano. Tanto fraseo hizo perder de vista la cuestión de fondo. Sí, quizás todo fue un golpe mediatico, politico o lo que sea. Pero en realidad, quitando toda esa maraña de cuestiones, vemos a un hombre decirle negro de mierda a otro. Pareciera que la cuestión del racismo no aparece en los análisis de nadie" Mientras corro desesperado sin rumbo, sigo absorto en mi pensamiento "Pero sí, la cuestion racista sí aparece: esta siendo avalada cada vez que un argentino clama por la libertad del futbolista, sin detenerse a pensar en las causas del encarcelamiento. La gente no sabe que al reclamar por la liberación del argentino esta indirectamente avalando el insulto racista. ¡El fascismo se ha mimetizado!" Esta idea me heló la sangre y creo que ahi fue que me desmayé y estuve inconciente otro buen rato. Cuando vuelvo en mí estoy en un gran zanjón. La ciudad esta totalmente en ruinas, humeante y con su cielo zurcado de helicópteros. Quizas transportando a los ultimos especimenes tolerantes hacia un lugar seguro. Lugar que no encontrarán, empiezo a creer que la epidemia es mundial.



El fascismo camuflado ganó las calles, las frases hechas se reprodujeron con asombrosa rapidez. El país entero está a minutos de creer que el futbolista argentino es una especie de nuevo Elian cubano. La lucha está perdida. Me dispongo a cerrar mis ojitas para siempre y entrar a un mundo mejor.

Pero en mi último suspiro se me ocurre una idea brillante. La gente es tonta y no entiende lo que es discriminar, se maneja con frases hechas: si gusta de frases hechas debo darles el pie para que saquen afuera su lado mas "tolerante". Aún cuando la idea de "tolerancia" que tiene la gente común sea un mamarracho. Cualquier clase de tolerancia servirá para revertir el proceso.

Hay algo que no falla. Me paro en medio de la calle, de cara al cielo, puños elevados, y me hago oir en un grito que es aullido: "¡¡¡¡TENGO UN AMIGO JUDIOOOOOOOO!!!!!!. Tal como lo suponía, la gente deja de clamar por la liberación del futbolista argentino y como despertando de un sueño, se vuelve a mi y me dice con tono entre serio y pedante: "decir que tenes un amigo judío es lo mas discriminatorio que hay". Generalmente, a la gente que me viene con esa frase estúpida la escupo en la cara, pero en este caso escucharla fue un alivio enooorme. Algo es algo. Esa frase tambien está masticada de sobremanera pero al menos predispone de otra manera a la gente.
De a poco todo vuelve a la normalidad, mis vecinos de ojos vacuos empiezan a regar sus plantas y de a poco la rutina gana las calles nuevamente. Como si nada hubiese ocurrido.


¡¡TENGO UN AMIGO JUDIOOOOOO!!!!


No estoy tranquilo: Esta refundada sociedad tolerante y "progre" es mucho mas frágil y es sostenida con finísimos hilos que se tensan cada vez mas. Sí, mi grito de "tengo un amigo judío" los encarriló nuevamente. Pero, ¿sirve que todos vayan para allá, si no saben adonde van?
Sí, hoy creen que los derechos humanos y la tolerancia son cosas incuestionables. Pero, ¿y mañana?. Quiero despertar.