¡¡Fue horrible, habia celulares con camarita por todos lados!!!

Cierto es que desde la esquina no se veía mucho. Cierto es también que mi ojos llorosos (por el humo y el gas) y el temblor de mis manos (por el CAGAZO y el TERROR) no hicieron de mí el mejor de los cronistas para hoy relatarles los sucesos. Creo que no cumplí con ninguno de los códigos del buen reportero. No me mantuve frío (ni siquiera cuando deje de abrazar al oficial Delgado, a quien le mando un saludo si esta leyendo estas líneas) ni tuve esa cuota de insensatez y audacia que caracteriza a los mejores. Pero uno puede suponer, y como decia no se quien, muchas conjeturas y suposiciones terminan haciendo un caso y una historia.

Al llegar al hall de la estación, proveniente yo del subte, un cuadro dantesco me golpió el rostro: se habian acabado las papas fritas en la pancheria que alimenta mis tardes/noches ayunas. También habia humo, agua, policias y cascotazos. Repuesto del temita del aderezo, me dispuse a observar la situación adyacente como quien observa en cuclillas el proceder estupido de las hormigas. La naturaleza humana en su máxima/mínima expresión se mostraba ante mí. "La estupidez humana" dije con mi semisonrisa caracteristica, esa que lo entiende todo, muy cerca de una muchacha con la intención de impresionarla. Pero tenía auriculares puestos y no me oyó.

Sí me oyó un tipo que enseguida clavo en mí una mirada intimidatoria que hizo que me quedara mirando un puntito lejano por tiempo indefinido, a la espera de que dejara de posar sus ojos puñal en mi. Por suerte un estruendo retumbo en el edificio y aproveché la distracción para alejarme de ese grupo de gente.

Lo que tiene este tipo de situaciones es que la gente se hermana enseguida. Las miradas complices abundan y no importa lo que uno diga; la gente siempre te da la razón. Quizás no en palabras, sino como haciendo así con la cabeza.

"Esto es un locura" "esto se veia venir" "y encima ahora quieren reprimir" eran las frases mas populares y obtenían una inmediata adhesión masiva. Por eso, como si fuera una máquina de dulces rota, pero que en vez de chocolates y chupetines reparte apoyo popular, decidi ir a por mi consagración. Traté de ser original e innovar, pero mi "que vuelva Menem" no tuvo mucho éxit0

En fin, me abri paso entre esos cobardes titubeantes y tras cruzar un hall inundado conseguí un nuevo ángulo de visión, que al estar mucho mas cerca de los andenes trajo a mi lo que acontecia en su total magnitud: humo, agua, policias y piedrazos, pero mas. Me imagine que algo asi debe ser Irak o Kosovo, si en esos lugares llegaran a cortar el servicio de trenes.

Yo.

Lo malo de mi nueva posición era que estaba del lado de los policias (geograficamente hablando) y por ende recibia los cascotazos de la turba iracunda que estaba en el andén. Por eso opte por agazaparme tras un muro y observar con las manos en los bolsillos. Me imaginaba en tercera persona y me ví muy cool. Pero una impertinente fotografa rubia, sin temor a los piedrazos ni a la balasera cruzo corriendo la gresca y me hizo sentir un cobarde. Quizas esa sensacion se ahondó cuando lance un grito agudo al ver replegarse sobre mí al cuerpo de infantería. Quizas tambien mi corrida dando pequeños saltitos para esquivar los charcos no ayudó mucho.

Pronto una nueva oportunidad para demostrarle mi hombria a la muchacha de los auriculares (que miraba la situación de lejos) se presento ante mi. No la pensaba desaprovechar. La "yuta" se llevaba a un joven detenido entre forcejeos, y enseguida la gente se agolpó en derredor para insultar a la autoridad. Yo, volviendo la cabeza a cada rato para asegurarme que la muchacha mirara, me sumé a ellos. Mi aporte (clásico, ya vieron como me fue cuando traté de innovar) fue un: "yuta hija de putaaaaaa" Lamentablemente en ese "aaaaa" final mi voz se aflautó y no quedó muy cool la escena. Pero ese policia no se lo olvida JAMAS.

Resignado, me aleje totalmente del foco del conflicto, pateando piedras en los charcos, cabizbajo. Obviamente lo que buscaba con esto era despertar el instinto maternal en la muchacha de los auriculares. Pero ya no estaba donde la habia dejado. Sin nada mas que hacer, decidi retornar a mi hogar por otra vía (el colectivo).

Por las razones que esgrimi al principio, es posible que algunos hechos hayan sido exagerados y otros directamente no hayan sucedido (por ejemplo creo que el salvataje de la promotora bimbo, su posterior beso y mi guiño a camara nunca existieron. Ante la duda opté por quitarlo de la crónica).